Si en su momento te hizo feliz, entonces valió la pena

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Muchas veces nos pasa que solemos arrepentirnos de momentos, de sentimientos, de acciones y de personas. Cuando ha transcurrido un tiempo y nos damos cuenta de que muchas cosas pudieron evitarse, tal vez malos ratos, lágrimas, corazones rotos, confusiones, entre otros, solemos decir: ¨me arrepiento de…¨.

Sinceramente yo no lo veo el fin de arrepentirse de algo, ¿sabes por qué? porque en su momento era lo que deseabas y tuviste la fortuna de lograr obtener, de conquistarlo. Y si en ese momento era lo que anhelabas ¿por qué arrepentirte tiempo después? Lo que nos sucede deberíamos verlo como regalo sea bueno o malo, porque aunque tenga fecha de caducidad, en su momento nos hizo bien.

 

 

Sean personas o sucesos todo tiene una razón de ser. En tu camino no te encontrarás con ciertas personas o llegarán a tu vida otras tantas nada más porque sí, porque inclusive los que te lastiman terminan dándote una lección, si, las personas damos lecciones de vida  y eso en realidad es bueno, porque nos ayudan a crecer aunque en su momento no lo podamos ver como tal.

Inclusive no deberías arrepentirte de aquellos que alguna vez amaste y que sólo terminaron lastimándote. Finalmente ellos terminaron por enseñarte a amar de verdad, te hicieron ver la gran capacidad que tienes de hacerlo y te dieron la oportunidad de darte cuenta de que tu mereces mucho más, además, te hicieron más fuerte porque aunque en su momento te sentiste derrotada y sin ánimos de nada, con el tiempo lograste reconstruirte y ponerte de pie, y cuando al fin comprendes que hay cosas que definitivamente no pueden ser, logras deshacerte de todos los malos recuerdos y te quedan aquellos que inclusive después de años logran hacerte sonreír y solo por ello es que deberías reconocer que, ha valido la pena.

Lo mismo sucede con las situaciones. A veces nuestra forma de actuar es muy impulsiva y por una parte está bien, porque de eso trata la vida… de vivirla. Y quien es impulsivo nunca le teme a nada, a todo se arriesga, por todo se la juega, pero ser impulsivo requiere estar siempre consiente de que toda acción tiene una reacción y que es necesario asumir las consecuencias de los actos. Pero a veces, terminamos lamentando mucho nuestros actos por una u otra razón y sinceramente no vale la pena desgastar tu energía y pensamiento en algo que ya pasó. Si fue bueno te dio una lección y si no, te dio una mucho mejor. Además, debes recordar cómo te hizo sentir esa acción en su momento, he de suponer que bien, feliz, contenta, satisfecha, finalmente por algo lo hiciste ¿no? Entonces, ha valido la pena.

 

 

La vida es muy corta como para no vivirla, como para no disfrutarla, como para rechazar cada oportunidad que se nos presenta sólo por miedo, por temor a fracasar. Si no te arriesgas, si no luchas, entonces… habrás fracasado ya.

Recuerda que el ¨hubiera¨ no existe y que este mundo pertenece a los arriesgados. Ríe, baila, enamórate, canta, ama, besa, haz el amor, grita, vuélvete a enamorar, sueña, logra, viaja, construye, realiza y enamórate una vez más. Y con todo ello ni siquiera habrá dudas que aclarar. Este es tu momento, vívelo y disfrútalo ¡ya!

Y RECUERDA: si en su momento te sacó sonrisas, te hizo sentir mariposas en el estómago, te hizo soñar, fantasear, volar entre nubes, ser cursi, romántica o te gustó, era lo que esperabas y te hizo feliz… entonces, valió la pena.

¡Ama como si nunca fuesen a herirte y vuelve amar como si jamás te hubiesen herido ya!

Autor: Stepha Salcas