Creo en grandes amores, pero hablo como si no creyera en él

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La cosa es fácil, si el destino te pone enfrente del que puedes jurar que es el amor de tu vida, una de dos, o te aferras a su espalda contra viento y marea para quedarte con él hasta que la muerte los separe, o cuando ves que el barco se hunde y te jala al abismo del llanto, te alejas len-ta-men-te hasta que no quede rastro de ti, ni de lo que vivieron.

El amor se goza pero el desamor se sufre al doble; es más, tengo una teoría al respecto: El dolor de una ruptura, es directamente proporcional a la intensidad con la viviste la experiencia de amar.

No siempre nos quedamos con el amor de nuestras vidas, si te pasó a ti, vívelo como si se fuera a acabar mañana, suelo hablar del amor como si no creyera en él por mero mecanismo de defensa, para poder hablar mal de algo debes conocerlo y yo, tuve la dicha o desdicha de conocer, de vivir en carne propia las mieles del fatídico amor.

La verdad es que no es tan feo como sonó, cuando me enamoré, flote entre nubes invisibles, me dedique a adornar defectos, propios y ajenos, reí hasta que se me acalambraron los cachetes, lloré hasta que sus labios encontraron los míos y me mostraban de la manera más dulce que exageré, que todo estaba bien.

Pero ahora, mis expectativas del amor no son más grandes a una tortilla, ahora sé que cuando te enamoras idealizas, todo lo ves perfecto aunque huela a mierda, que todo es de un color pastel y lo amas, aunque odies el rosa.

Creo en el amor, porque ya tuve uno, de esos que dudas de su existencia, de esos que te ponen en un plano alternativo en donde siempre estás sonriendo, le sonríes al móvil cuando recibes un texto aun antes de leerlo, le sonríes a la basurita que encontraste en tu cartera pues te das cuenta que es el tiket de la primera película que vieron juntos, le sonríes al perro de la vecina porque puedes, porque todo es bobamente divino.

Pero cuando la burbuja se rompe, nadie te dice lo que duele, nadie te dice que revisas el historial mil veces tratando de descubrir la falla, tú falla, que cuando vas al cine siempre recordarás esa película que no vieron por falta de tiempo, que la sonrisa distraída que tenías, se convertirá en una dura mueca, nadie te dice que cuando amas se goza pero cuando rompen se sufre al doble.

Sé que existe el amor porque tuve uno, pero prefiero hablar de él como si no creyera, como si no existiera…

Idea original: Beatriz Viveros