Mis palabras no vuelan como deseos de niña, mi garganta se partió en dos y mi boca se tapo, porque no puedo gritar, porque mi sexo me vuelve sólo un cuerpo; carne y piel nada más. Mis deseos no volverán porque me quedo flotando esperando por lo que nunca llegará, mi inocencia de chiquilla en la que soñaba con ser la mejor; en la que soñaba con ser como un princesa que llegaba al clímax de su vida al conocer un hombre ideal se desvanecen porque así como uno hecha a perder a todos así has sido tú que me has dejado sin la oportunidad de volver a empezar.
Mis sentidas emociones se estacan en este pedazo de tierra en donde mi vida se silencio con un profundo y único golpe. Vendería mi santidad sin pensarlo dos veces para pedir que te pase lo mismo, para que puedas experimentar lo que es dolor y desesperación, para que nazcas siendo mujer y en la misma situación que yo te llegues a encontrar y seas consciente de tu nueva forma y condición para que puedas saber lo que he tenido que lidiar. Sin pensarlo dos veces me tiraría al vengativo fuego de inframundo para poder ver tu cara y decirte lo que no me has dejado.
Ofrezco mis silencios, mis ideas, mis venganzas, mis ganas de vivir, mis años arrebatados, ofrezco mi alma y hasta mi propia salvación para que las personas como tú desaparezcan de esta tierra, para que todos tus iguales sufran el peso de la venganza, para que se enteren lo que es dolor y sufrimiento. Para que desde pequeños sepan lo que les espera por ser como son, por ser quienes son, para que puedan sentir la agonía de crecer y saber que morirán en manos de cualquier ignorante.