No importan todas esas veces que pensaste mal de mí, no importan porque yo conozco la verdad, yo y todas esas personas a las que injustamente involucras conmigo. No me digas nada ya, si no te parece lo que hago pues guardatelo bien, no quiero saberlo, no quiero escucharlo porque no me interesa ver como es que no confías en mí, no me dan ganas de verte como un hombre inseguro que teme a cualquier par de manos y brazos.
Lo que yo buscaba era un hombre que a veces me sirviera de refugio, un hombre que a veces fuera el poste del cual sostenerme porque soy débil muchas veces pero la inseguridad que dejas ver con cada pregunta, con cada cuestionamiento y con cada reclamo es algo con lo que simplemente no puedo vivir. No tengas miedo de lo que hago, no hago nada malo, no es que este buscando a alguien más porque si fuera así créeme que te dejaría antes de seguir. No buscaría jamás herirte de esa manera.
Este vez no tengo mucho que decir porque diga lo que diga muy probablemente no hará ninguna diferencia entre lo que piensas y lo que yo pienso. Sólo no involucres a los demás, pues nadie se merece verse involucrado en un juego de dos, porque ¡Sí! No hay tres, ni cuatro ni más. No hay nadie fuera de ti y de mí… no eres capaz de verlo, mucho menos de aceptarlo.
Si estas pensando mal de mí creo que no vale la pena seguir, no hay confianza y no hay paciencia ya de mí, no quiero ni una vez más tener que pasar por un reporte escudriñoso, no quiero tener que dar razones ni horarios, puedes irte mucho a donde quieras y por fin dejarme con todo y mi libertas, con todo y lo lindo de mi personalidad; no es que sea una cualquiera es por eso que no puedes conmigo.