Más que egoísta eres cobarde, por tus idas y por tus regresos, por no saber lo que quieres y arrastrarme por tu inseguridad, no solo eres cobarde por dejarme sola aun llevándome de la mano, cobarde por alimentar tus confusiones, por alejarte pero sin soltar lo que tenías conmigo, me sentías segura y me dejabas mientras satisfacías sabrá dios que.
Tu cobardía me llenó de inseguridades, lo único que tenía sentido para ti eran tus cosas, yo siempre fui un segundo plano para tu prospecto de vida, y sin embargo, nunca tuviste el valor de dejarme ir o darme chance de irme, me amarraste con tus mentiras y falsas promesas.
Fingías valentía cuando te ibas por algunos días, pero enseguida corrías a buscarme, te aferrabas como niño pequeño a su juguete, y eso era para ti, un juego que usabas a tu conveniencia, no te dabas cuenta el daño que me hacías con tu egoísmo.
Te amaba como a nadie ¿sabes? Cada que volvías, me gustaba pensar que era la definitiva, que ahora si estarías para mí, que ahora sí construiríamos una vida juntos, que ahora sí íbamos a ser dos y no solo yo. Que ilusa.
Sí, me duele que ya no estés, pero me duele más darme cuenta que si estas lejos de mi vida es porque yo te saqué de ella, porque yo puse un límite y no porque tú te hayas dado cuenta el daño que me hacía tu comportamiento. Me duele más darme cuenta que nunca te importé.
Ser cobarde no solo es salir corriendo, con tu intermitente estadía, me demostraste que eres un cobarde por quedarte, eres un cobarde por no quererme y aun así quedarte y aun así dañarme.
Te deseo buena vida y espero en verdad que tengas lo que quieras, que seas feliz, pero por favor no vuelvas a ensuciar mi vida con tu egoísmo y tu cobardía.
Idea original: Laura Martinez