¿Tan poco me respeto, que prefiero decir “te quiero” y vivir bajo la sombra o con las sobras del hombre que me engañó?
Muchas veces “amamos ciegamente” y nos conformamos con las migas, cuando se es infiel es porque se busca en otra cama lo que en la suya no se encuentra.
Entiéndelo mujer, no eres las sobras de nadie, eres el plato fuerte de un comensal que no sabe que elegir del menú y no solo sufres tú, también lo hace la amante, pues cuando no está con ella está contigo y viceversa, las dos partes están siendo tratadas como plato frío, solo acuérdate que, alguien que busca algo más es por qué no lo tiene a la mano.
Deja de culpar a “la otra” o peor aún, no te eches la culpa tú. Solo hay alguien que merece toda la responsabilidad y es él, él que no sabe valora, que no sabe lo que quiere, él que no respeta, él que es el que juega.
En estas circunstancias siempre acusamos con ira y recelo a la “mujer que me quitó a mi pareja”, pero no te quitó nada, pues las personas no llevan consigo un contrato de propiedad que se firma al comenzar una relación, cada uno es libre de hacer lo que quiera, siempre y cuando no mienta y haga sufrir, tal parece que tanto “patancillo” que anda por ahí no sabe esa parte, pues les resulta sumamente sencillo ir prometiendo, bajando estrellas y haciendo “sentir únicas” a cuanta chica se les presenta en el camino.
Cuantas historias conocemos de esposas, que viven literal a la sombra del hombre que “tienen”, mujeres que completamente consientes de la segunda vida de su marido, (por qué seamos honestas, una infidelidad no se puede ocultar mucho tiempo), lo aceptan, y así “viven felices para siempre”, y del otro lado, en la casa chica, la historia es la misma, una amante que es “feliz” con las migajas que recibe cuando el hombre no está con la familia oficial. ¿Y entonces?, él está agusto así, pues tiene a ambos platos cuando quiere, pero ¿y tú?
Respétate, valórate, recuerda que no puedes dar amor SI TÚ NO TE AMAS PRIMERO. Todas merecemos ese alguien que nos mire y podamos vernos enamoradas en el reflejo de sus ojos, ese que nos cuide, nos proteja y sinceramente nos diga que nos ama, que aunque vea el menú, todos los días elija el plato fuerte que tiene en casa.
Alguien alguna vez dijo… “Si estás enamorado de dos personas, y no sabes cual elegir quédate con la segunda, porque si realmente amabas a la primera, no te hubieras enamorado de la segunda”.
La historia está dicha, pero el final lo decides tú, seguirás llenando los huequitos en la vida de ese alguien que juega con las dos, o saldrás a buscar y esperar a ese hombre que quiera ser amado solo por ti con esa intensidad y respeto que mereces.
Quiérete, respétate; el que engaña una vez, siempre puede hacerlo dos veces.