Puedo ver en tu piel las heridas que llevas desde hace tiempo, sé que por ahí un par de veces te hicieron añicos el corazón, yo sé lo que pasas porque acabo de pasar por lo mismo y mi dolor puede combinarse con el tuyo pero mejor a eso; hace tiempo que he descubierto que un dolor en común nos une y es el desamor. Ambos buscamos una nueva oportunidad, ambos estamos esperando el día en el que encontremos alguien que valga la pena y aquí estas y aquí estoy.
He visto tu sinceridad a través de los ojos hermosos con los que miras y con los que a veces lloras a escondidas, sabes que no estas mal pero el dolor a veces pone trampas y nos hace sacar toda esa sensibilidad que escondemos. Me pierdo en la mirada clara, me pierdo en la sonrisa genuina, me pierdo en el amor que transmites y me dejo perder en la inmensidad de este lazo de dolor. Un desamor puede ser el causante de tanto dolor, de penas que definitivamente rompen el corazón pero esta vez la vida nos sonríe siniestramente y nos presenta para que podamos buscar la felicidad que tanto deseamos.
Las heridas poco a poco sanan, el sol pronto brillara y verás que el duelo se difumina como humo que se lo lleva el viento. Veras que a veces la vida es maliciosa y nos pone en la situación de encontrar la felicidad tras la adversidad porque así es la naturaleza misma, porque siempre después de llover el cielo se aclara y debe ser una tormenta de esas que asusta perros, niños y padres para que después se pueda apreciar un cielo azul y claro.
Es momento de olvidar el dolor, es momento de abrir puertas nuevas, es momento de reírnos de quienes nos dejaron en pedazos porque si su intención era dejarnos así por es resto de nuestras vidas ahora pueden vernos felices y hechos de nuevo. Es tiempo de calma porque nuestra tormenta ya paso, húmedos y fríos nos tomaremos de las manos y seguiremos por el sendero que nos corresponde, dejaremos atrás el dolor de aquellos ahora ajenos y demostraremos que no importa el peso de la decepción siempre el amor puede ser la mejor opción.