No es que yo sea malvada, es que él no quiere quedarse a su lado, si estuviera satisfecho con la mujer que tienen no miraría de reojo para ver quien lo observa, no esta conforme hasta me atrevo a decir que no la quiere de verdad. Ella es linda y más que tierna, es el accesorio perfecto para cualquier chico de buen aspecto, la pareja perfecta que no lo deja ver como el hombre salvaje y deseoso que es. ¿Qué culpa tengo yo? Yo no me propuse ser este tipo de chica atrevida que se busca lo que quiere, que no se queda callada y que prefiere pedir perdón que permiso. No es que yo quiera atraer a todos, porque los hombres que prefiero no me miran; miran a las tiernas como tú.
Mi trabajo me ha costado, me he desvivido por ser la amiga ideal y a la vez la mujer que en realidad soy, no puedo dejar de ser implacable y al final verás que como me ha servido también me ha dañado. Antes que te quejes mírate y dime de que te ha servido ser como eres, antes que me digas lo mala que crees soy primero dime si ser la niñita graciosa, tierna y linda te ha servido como pensabas. No es mi culpa ser así, no es que yo quiera herirte o sea mala amiga es que mi personalidad reclama ser y nada más.
Ahora ves que ser buena no lo es todo, no cuando tienes un hombre así, sabes bien las cosas que me dijiste, me propusiste ser como soy en realidad, me aconsejaste decirle en su cara lo que quiero, lo que busco y lo que espero. Puedo decirte que él acepto cuanta palabra de mi boca salió, así que no creo que hagan falta explicaciones, veo que entiendes a lo que me refiero y aunque puede ser chocante ten en cuanta que tan mala soy yo como lo es él.
Me culpo a mí misma por no tener la sensatez de detenerme antes de que fuera tarde pero no puedo aceptar el hecho de la traición yo sola pues no es una culpa que me corresponda asumir a mí sola, antes que nada recuerda la situación de terminar a su lado… recuerda bien que era a mi a quien me interesaba y que fue él quien se decidió por ti… Pues ahora no es muy diferente; tal vez seas tú quien lo tiene pero es él quien me prefirió ahora. La culpa es de los dos y no puedes ahora ser la inocente pues fuiste tú quien dijo que se debía de respetar su deseo.