Hay algo de lo que debemos conversar, algo que he estado tratando de ignorar en medio de este juego de miradas que tanto me emociona. Algo que ninguno de los dos aceptará con mucha facilidad, y mucho menos lo diríamos a viva voz. Estamos viviendo una mágica experiencia en estos momentos, pero no será así siempre… La verdad es que eres muy joven para mi.
Me encanta todo de ti, muchas cosas a decir verdad. Me fascina tu energía y tu entusiasmo, la ambición con la que persigues tus metas, el empeño con el que piensas y planeas tu futuro. Me he dado cuenta de que puedes lograr grandes cosas y me pregunto qué estarás haciendo dentro de 5 años.
Pero yo… Yo estoy establecida en mi presente. A diferencia de mucho tiempo atrás, ahora pasan los meses y los años vertiginosamente, y lo que cambia tu mundo en cuestión de días no tiene el mismo efecto en mi vida. Tenemos una concepción diferente del tiempo y de las cosas realmente importantes.
Me he dado cuenta del esfuerzo que haces para mantener el paso. Son pequeños detalles que no pasan desapercibidos a mis ojos. No quiero decir que no seas maduro, porque lo eres. De hecho, casi me hiciste sentirme convencida de que lo nuestro iba a funcionar. Pero, aunque el caos en tu vida ha hecho tu mente algunos años mayor a tu cuerpo, hay ciertas cosas que no pueden cambiar.
Emocionalmente, mantienes tu edad, y yo la mía. Me he hecho especialmente crítica con el tiempo, y no estoy tan abierta al amor como tu lo estás. Solía ir detrás del amor, los apodos románticos y el compromiso, pero ninguna de esas cosas funcionó a la final. Tu no has vivido aún nada de eso.
Me miras como si fuera algo especial, pero en realidad no lo soy. Me escuchas como si lo supiera todo, pero la verdad es que no se nada. Cuando llegues a mi edad, serás más especial y sabrás mucho más. Quiero mantener viva la misma imagen que tengo de ti, sonriente y vivaz, y no ser yo la que cambie ese corazón alegre y entusiasmado.
Sin embargo, aunque pasarán los años y te convertirás en un hombre del cual me habría enamorado, probablemente no esté allí para corroborarlo. No me pesa, me siento tranquila con ese pensamiento. Si te encuentro en unos años, o si nos perdemos para siempre, siempre recordaré cómo me hiciste sentir joven de nuevo, haciendo brillar mis ojos con una emoción perdida en el mar profundo de mi corazón.