Un cigarrillo, ¿A qué niveles he llegado a caer? Antes de tan solo pensar en él, su olor me daba repulsión. Ahora mírame aquí, reducida a esto para liberar de mí el estrés y las ansias que tus recuerdos causan, se ha vuelto uno de mis pocos vicios, que sé que quizás me matan lentamente, casi el mismo efecto que tenías en mí.
Un cigarrillo que, aunque me relaje tan sólo un poco, me confunde. A pesar de que me “ayuda” tan solo un poco, en ocasiones solo me revuelve y desempolva recuerdos que traté de tirar a la basura en este tiempo. Me hace sentir eso que tanto he tratado de combatir: nostalgia. Se sale de mis capacidades entender la razón por la cual me da tanta nostalgia cuando exhalo el humo.
Pero poco a poco voy exhalando con el humo, todos los recuerdos.
Un cigarrillo que se consume, como el amor que te tenía, que aún te tengo, pero ya no puedo tener más, por el simple hecho de que me hace daño, ya no aguanto ser la única perjudicada mientras tú vas sonriendo por la vida como si nada, como si no me extrañaras. Aunque quizás, tan solo no lo hagas.
Un cigarrillo destructivo para mi salud, así como tú para mi cabeza, el cual me acompaña todas las noches cuando las pesadillas contigo me persiguen y atrapan, es lo único que me da cinco minutos de paz. Es tan triste haber llegado a este punto en el que necesito esto para sacar de mi todo el daño, solo momentáneo.
Un cigarrillo puede llegar a ser tan vicioso, que de repente puedes tener la absurda necesidad de él porque sientes que lo necesitas como aire para respirar, mientras realmente, solo te contamina. Creo que tú fuiste mi cigarrillo, tuve la ilusión de que te necesitaba para respirar, que te amaba hasta el alma. Pero como un cigarro tóxico, me has dejado sin nada.
Un cigarrillo me he permitido por última vez porque todo tiene su final, así como tu conmigo. Ya no lo permitiré más, que el dolor me consuma y tus recuerdos me persigan en la noche. Por eso, y por mi bienestar, este cigarrillo será el final, de todo, de la anterior yo, del viejo amor, con este cigarrillo quemo tus recuerdos y con la última exhalada te digo adiós.
Te digo adiós como a los malos vicios, como el mal vicio que fuiste.
Romina Atencio