No siempre estás seguro de lo que quieres, y en tu caso, casi nunca lo estás. Tratas de tomar una decisión y terminas haciendo todo lo contrario, y a veces no sé qué era lo que estabas pensando cuando me pediste salir contigo por primera vez.
Estamos juntos, o no… Cada vez lo dudo más. Quizá simplemente nos estamos acompañando, o solamente me queda decir que estamos entre sí y no. Aunque pienso constantemente en ti y quiero estar a tu lado, parece que hay miles de cosas que no me quieres decir directamente, y una de ellas es: No me gustas.
Es obvio, no lo dicen tus labios pero lo dicen tus acciones, lo que demuestras con cada decisión que tomas. Podría escuchar todo lo que dices e ignorar mis más profundos instintos, pero aunque escucho de tu boca palabras enamoradas, siento muy dentro de mi que ni siquiera tú te la crees.
Quizá no te das cuenta, quizá intentas burlarte de ti mismo. No creo que seas tan patán como para jugar con los sentimientos de alguien a propósito. O quizá es tu inseguridad y tu poca convicción las que se interponen entre nosotros y me crean un mundo de fantasía en el que la realidad es más cruda que una pesadilla.
Esto es lo que pasa: Yo no te gusto.
Si te gustara, lo sentiría. Si te gustara, lo demostrarías a pesar de tus conflictos. Si te gustara, me jugaría contigo al hablar de tu inseguridad, porque no me haría daño. Pero me hiere, me destruye lentamente, y lo peor es que no haces nada al respecto.
No te pongas a la defensiva cuando te digo: No serías una mala persona si me dices la verdad. Lo eres si sigues en esto, si no te atreves a decirme que ya no funciona y me dejas vagando entre tu compañía y la realidad de que estoy viviendo mi vida sola. Y así seguirá siendo.
Tu distancia es tan real que puedo tocarla, puedo sentirla como un muro entre nosotros. Así que termina de darle nombre, atrévete a decir lo que de verdad sientes. Si lo que te da temor es quedarte solo, quédate tranquilo porque no te odiaré. Dime que no te gusto y ya, no se va a acabar el mundo, ni el mío ni el tuyo… Por el contrario, podré así comenzar de nuevo y armar lo que nunca se construyó junto a ti.