Cuando mi teléfono suena, eres tú. Inesperadamente. Y de nuevo, tú. Y yo solo estoy como, “…”. O sea, no te entiendo. ¡Y realmente quiero hacerlo! ¡Pero, por favor! Tu razonamiento es simplemente insondable para mí.
Ya no hablamos más. No somos amigos. Estás con alguien más. Entonces, ¿cuál es tu objetivo? De verdad quiero saber. ¿Es este un juego para ti? Es como, “Déjame ver si esta chica todavía está dispuesta a responderme”. ¿Te parece gracioso? ¿Qué sentido tiene para ti? ¿Mata tu aburrimiento?
Yo sólo … ok, de acuerdo. Guíame a través de tu proceso de pensamiento, por favor. Realmente solo quiero entender. Voy a tratar de delinearlo. Solíamos conectarnos. Entonces dejamos de hacerlo. Entonces dejamos de salir. Entonces dejamos de hablar. Esto fue hace mucho tiempo. No tenemos nada de que hablar.
Pero de vez en cuando, intercalados en el tiempo y el espacio como no sé, como una versión de texto del Cometa Haley, vuelves a aparecer con un mensaje.
“Oye.”
“‘¿Qué tal si cenamos?”
“¿Aún despierta?”
Y como, ¡genial! Estupendo. Ese es tu objetivo. Puedes esconderte y luego mostrarte como un holograma borroso en el que estás como, “¿Es este realmente un mensaje tuyo? O ¿Eres un tipo en un traje de gorila que saca mensajes a lo loco desde un iPhone?” ¿Existes?
Esto es lo que imagino: estás sentado en tu casa o estás en un bar. Estás aburrido. Recuerdas algo que solíamos hacer juntos o algo que te dije o una canción te recuerda a mí o lo que sea. Te desplazas a través de los contactos de tu teléfono y encuentras mi nombre. Pulsas enter y comienzas a escribir. Tu último mensaje para mí aparece. Fue enviado hace cuatro meses y dice “lol” correspondiente a alguna tontería con la que respondí a tu último texto aleatorio. Ese fue el final de eso.
“Sí”, piensas. “Esta es definitivamente la chica que necesito para estar molestando ahora mismo. Ella absolutamente querrá saber de mí así no más, de la nada “.
Mi teléfono vibra. Lo abro y es un texto tuyo. En tu mente, me imagino, ¿Sonrío? Mis dedos vuelan hacia las teclas. “¡Oh, bendito sea el día!”, Les proclamo a mis amigas bizarras curiosas que parecen estrellas de cine porno. “¡Este caballero fantástico me ha honrado una vez más con su elocuencia textual! ¡Oh que alegría! ¡Que suerte! ¡Tengo el privilegio de participar en una pequeña charla sin sentido, sin cuidado, con alguien cuyos motivos ocultos nunca voy a descubrir!
¿Por qué sigues enviándome mensajes de texto? ¿Por qué? Nuestras conversaciones nunca van a ninguna parte. Nunca se tratan de nada. Y no llevan a nada. No te importa lo que estoy haciendo. Realmente no. No quieres volver a verme. No quieres que seamos amigos.
¿Estás tratando de ligar conmigo? ¿Estás tratando de engañar a tu nueva pareja? ¿Eres TAN inseguro e indeciso que necesitas saber si todavía te responderé? Por favor. Crece, madura. Tómate un segundo y solo piensa en lo que estás haciendo y por qué. Esto NO es inofensivo. Es estúpido. Estás siendo estúpido.
Deja de escribirme. Vive tu vida. Porque estoy viviendo la mía.
Anónima.