A ti, que te rompieron el corazón

0
30141

Has pasado incontables noches llorándole a aquel amor que se fue, aquel que por una u otra razón no pudo ser; tal vez fue la distancia, un tercero en discordia o simplemente la monotonía los mató.

Te has refugiado en la soledad de tu habitación. Tu almohada no solo ha secado tus lágrimas, también ha escuchado tus sollozos y una que otra maldición.

Te has quedado dormido(a) hasta tarde cuando tus ojos, tu fuerza y tu corazón sienten ya no poder más. Y me pregunto ¿qué has de ganar?

 

 

Castigas a tu estómago restringiéndole alimentos. Obligas a tu mente a pensar en qué has fallado o hecho mal. Te olvidas de que afuera hay personas que te quieren y desean verte bien. Te olvidas de que diste todo incluso más de lo que había de merecer.

Tu humor no logra congeniar con nadie. Hasta el detalle más mínimo e insignificante suele molestarte. No estás de ánimo para hacer ninguna actividad, y ni que decir de visitar a alguna a amistad. Piensas que todos conspiran en tu contra y que incluso disfrutan del verte así, mal. Crees que eres la única persona que ha pasado por esa situación y déjame decirte que estas en un grave error.

No logras comprender que la vida se trata de ciclos. Mas tarda uno en cerrarse que otro en abrirse. Te castigas con la soledad pensando que te lo mereces y definitivamente no es así.

Te tiras en la cama y te pierdes mirando fotografías. Esas en las que lucen tan felices juntos. Lees y relees sus mensajes y te preguntas ¿por qué? Y yo te pregunto ¿por qué no?

 

 

Quizás ya no había más que dar. Quizás lo mejor era terminar. Quizás los atrapó la costumbre. Quizás no estaban destinados y quizás lo conociste porque algo debía enseñarte y algo debía aprenderte.

Cada persona que pasa por nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.
Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad. Jorge Luis Borges

Y ¡duele! Claro que lo sé. Duele cada lágrima, cada recuerdo, cada momento que viene a la mente despiadadamente. Duele cada vez que alguien pronuncia su nombre. Cada vez que tu móvil suena y verificas inmediatamente y llega la decepción porque te has dado cuenta de que no es esa persona. Duele porque no puedes imaginar que ya no estará más a tu lado. Que ya no seguirán acumulando los días tan anhelados. Que no se cumplirán más aquellos sueños que compartieron y que no volverás a tomarte de su mano. Duele porque le quieres y mucho, pero ¿y tú te quieres? ¿De verdad crees merecer ese estado de profunda tristeza y melancolía en el que te has sumido? ¿De verdad crees que valga la pena derramar ese sinfín de llanto? ¿De verdad consideras que la otra persona está tan mal como lo estás tú por él/ella?

Sal de la zona de confort en la que te has estacionado solamente por no afrontar la realidad. ¡Duele y no es fácil! Los primeros meses en verdad que no lo será, pero debes asumir que todo ha terminado y darle vuelta a la página porque solo ha sido eso… una página más y no el libro completo.

 

 

¡Lamenta solo un momento! Saca todo lo que tienes dentro. Maldice, enójate pero hazlo contigo mism@ y no con los demás. Nadie tiene la culpa de lo que te ha ocurrido, ni siquiera tú, pero si tienes la culpa de estar en ese estado en que crees que el mundo está en tu contra y estas a la defensiva en cuanto a todo y todos.

¡Deja de auto compadecerte! Eres una persona fuerte y esto solo ha sido un tropiezo, una experiencia y nada más. Suena fácil pero cuando digieras la situación y mires todo lo sucedido desde otra perspectiva verás que en verdad lo era. Recuerda que lo que no te mata te fortalece y créeme que esto no te matará.

Toma todo lo bueno que dicha relación te ha dejado y sigue adelante. Deshazte de lo malo. Tíralo al caño y jala de la palanca. Dile –adiós- y ¡renuévate! Cada día es una nueva oportunidad, vida es solo una ¿por qué la has de desperdiciar?

Tomate un tiempo para sanar tus heridas. Realiza todas aquellas actividades que sean de tu agrado. Sal de nuevo con las amistades que has descuidado e intégrate de nueva cuenta a tu familia. ¡Vuelve a disfrutar del aire que entra por tus pulmones! Ríe, baila, canta, pero sobre todo ¡VIVE!

Porque te lo mereces. Mereces ser feliz nuevamente. Mereces renacer de aquel antiguo que solo se la llevaba penando y sufriendo. Mereces volver a enamorarte. Volver a amar. Volver a sentir mariposas revolotear en tu vientre. Volver a tener mil sensaciones, mil ilusiones y un corazón que te de todo lo que has de desear.

 

 

¡Mereces que te amen, te valoren y te respeten!

No aceptes menos. No te esclavices con amores del ayer. No te conformes con relaciones a medias. Disfruta de las diferentes etapas que te otorga la vida. Recuerda que son para hacerte crecer. ¡No estás sol@! grábate eso. Y en dado caso más vale sol@ que mal acompañad@. No busques y no esperes. Lo que ha de ser para ti llegará en un tiempo perfecto. ¡ANDA! Vístete y sal de la cama. ¡SONRÍE!

¨Nunca dejes de sonreír ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa¨    -Gabriel García Márquez

 

 

Autor:  Stepha Salcas