No te diré que hiciste mal, dejaré que aprendas solo.

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No necesito que busques la situación para ser sincero y decirme la verdad, decirme que buscabas una persona que te sacara de dudas, una que te ayudara a reafirmar los sentimientos que se te iban cada día con la monotonía de nuestra relación, no puedes decirme esas cosas, no puedes convencerme porque yo no pienso como tú. No puedo ser como las demás personas que disculpan, como los demás que perdonan y se van por la vida accediendo a las estupideces de los demás, llámalo orgullo, llámalo como quieras pero antes debes saber que no voy a dejar que mi vida este a expensas de las cosas que hagas y de las que te arrepientas.

Es difícil actuar como los demás esperan, que las cosas sean como los demás se ajustan, pues yo no puedo hacer como los demás y ajustarme a las disculpas que me den cada vez que algo salga mal, yo no puedo mentirte porque yo no voy a decirte que puedo hacer mi vida sabiendo todas las cosas que haces, yo no puedo prometerte que cumpliré con mis promesas porque siempre tendré en cuenta que tú no cumpliste con las tuyas. 

No es necesario que vengas a decirme que si te dejo quedarte harás lo que debiste desde un comienzo, no seré una persona que mienta, no es necesario que vengas y me digas todas las cosas que podrías estar haciendo o que podrías hacer si te dejo quedarte a mi lado. Lo único que necesitaba es que hicieras las que me habías dicho cuando nos enamoramos, las cosas que habías prometido cuando nos hicimos un par de novios ilusionados. 

No puedo confiar en quien ya traiciono una vez pues puede que la segunda oportunidad no sea para amar, quizás al segunda es una oportunidad más para no equivocarte, para intentarlo mejor que la primera, es cuestión de fe en las personas, pero contigo tengo para aprender a no depositar toda mi confianza y credibilidad sólo por amor, sólo porque suena muy convincente, lo que debería estar haciendo es ahorrarme estas palabras y dejarte aprender la lección.