Más importante es mi dignidad que tu compañía.

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No es que la verdad se oculte, es que en realidad la tenemos en frente, en nuestra narices y sólo nos negamos a ver lo que en realidad es. A veces por miedo, a veces porque no tenemos la capacidad, a veces a conveniencia, a veces porque nos obligan y otras simplemente porque no podemos. Podemos volver perfectas a las personas incorrectas, podemos creer que lo son hasta el momento en el que la vida ya no puede hacer nada más para seguir con la farsa. Muchas veces incluso hacemos que las historias sean como queramos; mentimos, cambiamos la realidad y todo para qué…

La venda en nuestros ojos es gruesa, es impenetrable y no podemos ver, no podemos ver. La situación se sale de control, el amor se nos escapa de las manos y entonces es cuando apostamos lo que nunca deberíamos; un corazón tierno, una frágil dignidad y la misma felicidad. Sé lo que digo, nadie me lo ha contado, la verdad sale de mi boca como lava de un volcán y es que habla la experiencia que me quito el brillo lindo de mis ojos.

Enamorarme de un patán fue lo peor que pude hacer, no saber lo que él era en realidad, sentirme enamorada y pensar que tanto amor algo podría cambiar. La felicidad no era la palabra que en realidad vivía pero qué tal “fantasía” mi vida era una realidad virtual que salia de mi cabeza, vivía inmersa en mi mente pues ahí las peleas y discusiones se volvían un día feliz como todos los demás. Hice hasta lo imposible por mantenerlo a mi lado como si fuera una valiosa posesión y me bastaba con tan poco, me bastaba con su caminar a mi lado.

He sentido miedo por no querer perderlo pero fue un día en el que por fin me miré de reojo en un espejo y sentí lo que era el verdadero miedo; saberme tan cambiada, saberme tan estúpida y ajena.

He tenido que hacer mucho para cambiar mi realidad, tuve que buscar mi dignidad esa que deje metida en el cajón, tuve que sentirme esa mujer fuerte que en algún momento fui… Tuve que buscar mi orgullo de mujer y decir BASTA pero me costo uno y la mitad del otro.

Sin importar hoy soy la que debería ser, hoy puedo estar aquí parada y ser tan fuerte como un roble porque ya no tengo miedo de perder nada que no sea mi libertad.