Porque llamarte amiga es poco… Tú eres mi hermana.

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No importan los días, no importan los kilómetro, no importan las diferencias entre las dos ni siquiera importan las rutinas tan distintas que nos ocupan a cada una, la amistad para ti y para mí es como parte de nuestro día a día. No imagino no tener alguien con quien pedir pizza después de alguna ruptura, no imagino estar sola sin alguien a mi lado para platicar todos mis secretos y reír sin parar. Estas ahí para mí, estoy aquí para ti y eres más que una buena amiga. El tiempo te ha dejado ser la mejor de todas, me enorgullezco de ti porque sin importar lo que pase sigues ahí.

Conozco muchas personas con las que sólo comparto un puñado de recuerdos, que nos dijimos amigas en algún momento de nuestras vidas pero que así como llego a sí mismo se fue. Nuestra mistad es como una receta perfecta y me encanta que lo sazonan las peleas y los conflictos que hemos tenido porque nada sería divertido sin un poco de eso. Nunca han importado esos momentos que nos han puesto de cabeza, hoy podemos ver el pasado como un desfile de las amistades de cada una, de las peleas de las que no salimos ilesas, de las veces en las que no fuimos pacientes y hasta de las relaciones que un día nos quisieron separar. 

No es necesario compartir un apellido para podernos llamar como nos llamamos pues la vida y nuestra amistad nos ha permitido soportar los secretos que al mundo le ocultamos. Podemos sentirnos como compañeras de una vida sin necesidad de caer en la perversión pues somos como un dúo perfecto; una combinación que a veces nos vuelve un sólo cerebro. Seamos como siempre lo hemos hecho, no cambiemos nada pues ese juego de roles es el mismo que alimenta la diversidad y la diversión de nuestros días.

Si lo necesitas hoy seré esa amiga madura que te trate como una hija, si lo necesitas seré la que te jale el pelo para que entiendas lo que no debes de hacer, te aconsejaré y hasta te limpiaré las lágrimas para que no sufras. Pero si la vida nos pone en caminos traicioneros entiendo que puedes ser tú la que limpie mis ojos, la que de jalones y palabras de aliento. Sabemos que ambas podemos ser locas, risueñas que podrían orinarse de tanto reír… Si lo necesitamos seremos esas personas que sin importar las diferencias o lo complicado de nuestras propias vidas ahí estaremos para sacarnos una sonrisa.