Soltera si, sola ¡jamás!

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No puedo negar que definitivamente me encanta la libertad. Aquella de poder decidir cómo vestir, como hablar, a donde viajar, con quien salir, si bailar, si besar, etcétera. Aquella de no tenerle que rendir cuentas a nadie. De hacer las cosas por mí y para mí y no tener que pensar en alguien más, si le ha de parecer o si le ha de disgustar. Disfruto la aventura de redescubrirme cada día y conocer mis límites. Explorar mis miedos y trabajar en ellos. Ponerme retos a diario y superar cualquier obstáculo. Caerme y levantarme una y otra vez, sin miedo al qué dirán y es que finalmente comprendí que hagas lo que hagas siempre te criticarán. Así que yo disfruto mi libertad y mi soltería con plenitud.

Y quien dijo que soltera es sinónimo de sola ¡está en un completo error!

Yo sinceramente no estoy de acuerdo en que la felicidad total sea estar al lado de alguien. La felicidad total se encuentra primero en y con uno mismo y después si se decide así, se comparte. Además, en dado caso de que dicha frase fuera cierta estoy totalmente de acuerdo en que más vale sola que mal acompañada, ¿no? Y en el peor de los casos considero que es peor estar con alguien e inclusive compartir la cama y sentirte sola, no me gustaría siquiera imaginar el vacío tan grande que se ha de sentir. Por eso yo prefiero vivir y disfrutar sin medida esta etapa.

 

 

¡No soy ninguna amargada! Tampoco he de decir que no creo en el amor. Simplemente creo que la vida tiene etapas y ésta en la que he decidido estar es una de ellas, no para siempre, pero si por un tiempo indefinido. Creo también que es la que más te reinventa y te hace conocerte mejor, amarte y valorarte. Descubres todo aquello que deseas y que mereces en el amor, y a partir de ello ya no aceptas recibir menos, sino la misma cantidad de todo lo que tu das.

A mi sinceramente me causa gracia como es que algunos hombres me ven como tratando de buscarme y encontrarme aquellos defectos tan terribles que hacen que ninguno de su género esté conmigo. Y algunas mujeres suelen mirar con pena pensando que me he de frustrar al no estar en una relación. Y yo, ¡yo solo puedo reír! Y es que si he de estar con alguien seré yo quien lo ha de elegir, porque si algo tengo claro es que yo no soy opción de nadie. Además, esas mismas mujeres que piensan que lo mejor es tener una pareja sentimental, son las mismas que le huyen a la soledad. Las mismas que aceptan migajas. Las mismas que perdonan infidelidades. Las mismas que sonríen de dientes para afuera. Las mismas que dicen ser feliz y definitivamente no es así.

¡Soltera no es igual a disponible! No venimos al mundo a estar solas, pero tampoco con cualquiera

Por eso es que yo he decidido tomarme un tiempo solamente para mí. Quizás muchos no lo comprendan, y otras inclusive se atrevan a juzgar, pero creo que hay cosas más importantes que complacer a los demás, ¿cuáles? Complacerme a mí misma y luchar por mi felicidad. Yo soy de la idea de que al término de una relación es indispensable tomarse un largo tiempo para uno mismo, para reflexionar, para pensar en todo aquello que se hizo bien o mal, para sanar y para volverse a levantar, pero esta vez con más fuerza que la anterior.

No concuerdo con la frase ¨soltera y sin compromiso¨. Creo que al estar en dicha etapa uno establece un compromiso consigo mismo. El compromiso de cumplirte todas las promesas que te has hecho. El de lograr todos aquellos objetivos que te has propuesto y el de ir en busca de tu felicidad.

A mi sinceramente me encanta vivir en libertad. No solo porque disfruto de mi compañía. Sino porque aprendo y descubro cosas nuevas cada día. Porque me convierto en mi propio motor y motivación. Porque voy en busca de mis sueños sin correr el riesgo de que alguien me frene, me distraiga o me coma la ilusión, camino a grandes zancadas hacia mi propia realización.

 

 

¡No hay mejor estado emocional que la soltería!

Tal vez en esta relación conmigo misma no disfrute de besos, caricias y apapachos. Pero es un tiempo preciado que puedo disfrutar y compartir con mi familia y mis amigos, inclusive es una gran oportunidad para conocer más gente, hacer nuevos amigos y porque no, conocer alguno que otro chico. Y es que repito que no he de cerrar las puertas de mi corazón para siempre, al contrario, conociendo sabré más lo que quiero y lo que me conviene.

El grado de soledad que uno llega a sentir estando soltero, depende de uno mismo. Y creo que tampoco es necesario asociar la soltería con vivir la vida loca, creo que es cuestión de madurez, de saber actuar y afrontar las consecuencias de dichos actos. El punto no está en salir cada día como si el mundo se fuese a acabar, pero si hacerlo cuando te apetezca y disfrutar. Y al final del día, lo verdaderamente importante es aquello que aprendas por y de ti misma cuando no tienes a alguien intentando exprimirte (como si fueses su media naranja).

¡Sal nuevamente! Diviértete, disfruta y vive a lo grande. Deshazte de todo aquello que te estorbe y no te deje avanzar. ¡Vuelve a soñar! Permítete crecer en el ámbito profesional, logra más y sueña menos, disfruta de tu compañía y vuélvete a enamorar, pero ésta vez, ésta vez de ti misma. Ve en busca de aquellos anhelos y vence tus miedos. ¿Y el amor? Ese en su momento ha de llegar. ¡No hay más prisas! No quiero llenar vacíos, no quiero que me curen heridas, ni quiero alejar mi ¨soledad¨. Lo que yo quiero es mi libertad. Amarme y quizás algún día volver a amar. He elegido mi soltería, pero sola ¡jamás!

Soltera sí, sola jamás. De fiesta en fiesta, de capullo en capullo. Llámalo como quieras, yo lo llamo no perder el tiempo con tonterías. Hasta que llegue el indicado, disfruta del equivocado. ¿Volver con tu ex?, ¡olvídate!, figura repetida no completa la colección. Persona que pide tiempo, quiere a otra. ¿Tiempo?, ese solo lo da el reloj, nosotros no. Persona que se va sin ser echada, vuelve sin ser llamada. ¿Qué me odias? Perfecto, coge número y espera a que me importe. ¿Príncipe azul? No, mejor lobo; te ve mejor, te oye mejor y te come mejor. Vive la vida y disfruta cada día como si fuese verano.

Autor: Stepha Salcas